• Mar 16, 2025

Cuándo ser sincera y cuándo no serlo: Sinceridad vs. Sincericidio

  • Luisa Rodriguez
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Hoy quiero platicarte de algo que seguro te ha pasado más de una vez: ese momento en el que sientes que tienes que decir la verdad, sin importar las consecuencias. Ya sabes, esa sensación de que si no lo dices, te estás traicionando a ti misma.

¿Te has preguntado si siempre es necesario soltar todo lo que piensas? ¿O si, a veces, esa "brutal honestidad" puede hacer más daño que bien?

Vamos a hablar de algo que se llama sincericidio. Sí, como lo lees. Es ese hábito de ser tan sincera que terminas lastimando a los demás (y a ti misma) sin darte cuenta. ¿Te suena familiar? Pues hoy vamos a romper algunos mitos sobre la sinceridad y a descubrir cómo puedes ser honesta sin caer en el sincericidio.

¿Qué es la sinceridad y por qué a veces es destructiva?

Desde pequeñas nos han dicho que "decir la verdad es lo mejor". Y sí, en teoría, suena genial. Pero, ¿qué pasa cuando esa verdad se convierte en un arma? ¿Cuándo decimos cosas sin pensar en cómo afectarán a los demás?

Ahí es donde entra el sincericidio. Es cuando la sinceridad no está pensada para construir, sino para soltar todo lo que piensas, sin filtro. Y, amiga, eso puede ser peligroso. Porque, aunque creas que estás siendo "super honesta", en realidad, podrías estar proyectando tus propias inseguridades y miedos en los demás.

La psicóloga Brené Brown lo explica muy bien: "La vulnerabilidad no es decirlo todo, es saber cuándo compartir y cuándo callar." Y eso, querida, es clave.

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¿Por qué caemos en el sincericidio?

Aquí va un poco de psicología rápida: cuando nos pasamos de sinceras, muchas veces es porque estamos lidiando con nuestras propias inseguridades. Es como si, en un intento de protegernos, lanzáramos la verdad como un escudo. Pero, ¿sabes qué? Eso no nos hace más fuertes. Al contrario, nos desgasta emocionalmente y nos aleja de las personas que queremos.

Además, hay una conexión directa entre la sinceridad destructiva y el estrés emocional. Las personas que sienten que tienen que decir la verdad todo el tiempo suelen experimentar más ansiedad y estrés. ¿Por qué? Porque están constantemente en modo defensivo, como si tuvieran que probar algo.

¿Cómo encontrar el equilibrio?

Aquí es donde viene lo bueno. No se trata de dejar de ser sincera, sino de aprender a serlo de manera inteligente. Y para eso, te voy a dar un tip que te va a cambiar la vida: la regla de los 5 segundos.

Antes de abrir la boca, hazte estas tres preguntas:

  1. ¿Esta verdad es necesaria en esta situación?

  2. ¿Ser brutalmente honesta ayuda a la otra persona, o la hace sentirse peor?

  3. ¿Mi verdad será dicha por compasión, para edificar a esta persona?

Si la respuesta a estas preguntas es "sí", entonces adelante, di lo que tengas que decir. Pero si no, quizás sea mejor callar. Porque, amiga, el silencio también comunica. Y a veces, guardar nuestras opiniones es la mejor forma de cuidar nuestras relaciones.

¿Cuándo ser sincera y cuándo callar?

Aquí te dejo unas claves para que puedas decidir cuándo es el momento de hablar y cuándo es mejor guardar silencio:

  1. Escoge el contexto. No todo necesita ser expresado en el mismo momento. Pregúntate: ¿Es el momento adecuado para ser honesta? ¿La otra persona está en un espacio para recibir lo que tengo que decir?

  2. Hazlo con la intención de ayudar, no de tener razón. La sinceridad no se trata de demostrar lo mucho que sabes o lo "chingona" que eres. Se trata de compartir lo que sientes de manera constructiva.

  3. Escucha antes de hablar. La escucha activa es fundamental. Si no estás dispuesta a escuchar primero, no hables. Porque, amiga, la sinceridad sin escucha se convierte en un acto egoísta.

El poder de la sinceridad responsable

Cuando aprendes a ser sincera con responsabilidad emocional, algo mágico sucede: te conviertes en una líder emocional. Las mujeres que practican la sinceridad de esta manera logran crear conexiones genuinas sin destruir a quienes las rodean.

Ser auténtica no significa ser hiriente. Significa ser honesta sin causar daño innecesario. Y eso, querida, es un superpoder.

¿Estás lista para dejar de caer en la trampa del sincericidio?

Amiga, el verdadero poder de la sinceridad radica en la responsabilidad emocional. No se trata de decir lo que sientes sin pensar en las consecuencias, sino de decidir qué es lo que realmente vale la pena decir.

Así que, la próxima vez que sientas esa necesidad de soltar todo lo que piensas, recuerda la regla de los 5 segundos. Pregúntate si lo que vas a decir realmente va a ayudar, o si solo va a sumar caos.

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Recuerda, amiga: no más sincericidio. Es hora de decir la verdad inteligentemente, en el momento correcto, de la forma correcta, con la persona correcta y por la razón correcta.

Espero que este post te haya ayudado a reflexionar y que te sientas más empoderada para manejar tu sinceridad de manera responsable. ¡Nos leemos en el próximo post!

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